by Hugo García Manríquez
from Litmus Press & Aldus
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La introducción en español sigue al inglés.
ON ANTI-HUMBOLDT (selections)
In an article from 2010, “Alarma mundial por la violencia en México” (“World Alarm at Violence in Mexico”), Mexican journalist Marcela Turati cites the conclusions from a report prepared by special rapporteurs for freedom of expression for the U.N. and the Organization of American States. The article points out that “given its complexity and variables, the violence in Mexico does not correspond to definitions of war,” and that “international organizations evaluate how to classify the violence in Mexico, because the way it manifests does not fit the parameters of the Geneva Convention that categorizes international armed conflicts (between nations) as well as domestic armed conflicts (rebel groups fighting to seize power)” (Proceso, August, 30, 2010, my translation). The report underlined the need to create new classifications in international laws, in order to protect civilians more effectively from the effects of intense militarization and violence.
By rendering insufficient the current language of international law, Mexican social reality would seem to occupy the exteriority of that law, and by occupying its periphery, to make manifest a caesura between language and reality.
What implications would this apparent having no name of Mexico’s social reality have for poetry? If the break manifested itself as a caesura in the language of law, wouldn’t this also be a unique occasion for poets to interrogate such caesuras and reconsider the formal possibilities of poetry?
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What happens when we attempt to interrupt a war machine, turning it against itself? What occurs when we divert a language of hemispheric reterritorialization, embodied in an agreement like NAFTA/TLC? We encounter a delirious epistemology which, even when suspended, does not cease to manifest something: that which does not appear to have a place in the predetermined language of politics and poetry. Even in the very suspension of its logic, the document thinks against itself.
It seemed to me that what poetry can “accomplish,” in this project, had to begin from the re-politicization of language. For me, the difference between politics (pre-established practices and discourses) and the political (the potentially present, though unarticulated) seems crucial.
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: the gestation of a migratory movement within the documents.
: the inscription of resistances in the very materiality of historical forms of
the imagination.
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Asymmetries inherent to neoliberalism have impacted communities on both sides of the border. In this sense, the bilingual space of Anti-Humboldt would represent an invitation for a reading in unison from multiple social spaces, particularly United States and Mexico, which frequently seem incommunicado. The interruption of the neoliberal language can turn the document into a possible space of encounter.
That reading, however, is haunted by paradoxes. The passages in English and Spanish do not always mirror each other—they come from different sections of the documents. The notion of a single original text seems unlikely, as suggested in Article 2206: “The English, French and Spanish texts of this Agreement are equally authentic.” Yet, it seems to me that the very incommensurability between passages and languages articulates such a “reading in unison” with the very task of translation: to aspire not to synthesis but to circulation between interstices. Dissonances that allow us to reimagine critical resistance.
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: an act of listening inside an act of writing.
: in that space, we can listen to what emerges undifferentiated.
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SOBRE ANTI-HUMBOLDT (selections)
En una nota de 2010, “Alarma mundial por la violencia en México”, la periodista Marcela Turati cita algunas conclusiones de un reporte preparado por relatores de la ONU y de la OEA para la Libertad de Expresión. El artículo señala que, por su complejidad y múltiples variables, “la violencia mexicana no cabe en las definiciones de una guerra”; por ello, “los organismos internacionales discuten cómo clasificar la violencia mexicana porque la forma en que se manifiesta no entra dentro de los parámetros de la Convención de Ginebra que cataloga conflictos armados internacionales (de un país contra otro) y conflictos armados internos (grupos rebeldes que buscan el poder” (Proceso, 30 de agosto, 2010). El reporte subraya la necesidad de crear nuevas categorías en la ley internacional que permitan proteger más efectivamente a los civiles de los efectos de la escalada en la militarización y la violencia.
Al evidenciar como inoperante al lenguaje de la ley internacional, la realidad social mexicana parecería representar la exterioridad de la ley, y al ocupar su periferia pondría de manifiesto un quiebre, una cesura entre el lenguaje y la realidad.
¿Qué implicaciones podría tener este aparente no-tener-nombre de la realidad social mexicana para la poesía? Si el quiebre era evidente incluso para el lenguaje de la ley, ¿no sería acaso ésta una ocasión única para que los poetas indagaran entre esas cesuras y se replantearan las posibilidades formales de la poesía?
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¿Qué ocurre al buscar interrumpir una máquina de guerra, volviéndola contra sí misma? ¿Qué ocurre al desviar un lenguaje de reterritorialización hemisférica como el del TLC/NAFTA? Encontramos una epistemología delirada que, en su suspensión, no deja de manifestar algo: aquello que parece no tener cabida dentro del lenguaje predeterminado de la política y la poesía. Incluso en la suspensión misma de su lógica, el documento parece pensar contra sí mismo.
Me parecía que aquello que la poesía podría “lograr”, en este proyecto, debía partir de la repolitización del lenguaje mismo. De ahí que para mí la diferencia entre la política (discursos y prácticas preestablecidas) y lo político (lo potencialmente presente aunque inarticulado) sea crucial.
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: la gestación de un movimiento migratorio al interior del documento.
: la inscripción de resistencias en la materialidad misma de las formas históricas
de la imaginación.
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Las asimetrías inherentes al neoliberalismo han impactado a comunidades en ambos lados de la frontera. En este sentido, el espacio bilingüe de Anti-Humboldt puede invitar una lectura unísona desde múltiples espacios sociales, particularmente Estados Unidos y México, que con frecuencia parecen incomunicados. La interrupción del lenguaje neoliberal podría volver al libro una zona de encuentro.
Esa lectura no está exenta de paradojas. Los pasajes en inglés y español no siempre coinciden —provienen de secciones distintas de los documentos. La noción de un texto original parece improbable, como sugiere el artículo 2206: “Los textos en español, francés e inglés de este Tratado son igualmente auténticos”. Sin embargo, me parece que la inconmensurabilidad misma entre pasajes e idiomas es capaz de articular tal “lectura unísona” con la tarea misma de la traducción: aspirar no a la síntesis sino a la circulación entre intersticios. Una disonancia que nos permite reimaginar resistencias críticas.
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: un acto de escucha al interior de un acto de escritura.
: en ese espacio puede prestarse oídos a lo que emerge indiferenciado.