Muchos artistas bastante conocidos en la llamada “cultura popular” de EE.UU. u otros países, esa popularidad que otorga la cultura de masas (a través del Cine, la TV, la Música,), tienen una atracción especial por Cuba o recientemente por Venezuela. Es una atracción principalmente por sus gobernantes. Los ven como especies de Mesías revolucionarios, a parte de mirarlos con una gran dosis de romanticismo. Y entre ellos están por ejemplo los directores Michael Moore, Steven Soderbergh, el actor Benicio del Toro, Danny Glover, Kevin Spacey , el cantante Sting, el actor y director Sean Penn, entre muchos más.
Son esos artistas que verdaderamente desean que exista la justicia para los desamparados. Solidarizan genuinamente con las mayorías empobrecidas y abogan porque ellas tengan una vida humana digna como alimentación, salud, vivienda, educación. Son los que se identifican con la pobreza abrumadora tanto en su país como en lejanos continentes, deseando abolirla, y sintiéndose culpables de que ellos vivan tan bien en el primer mundo. ¿Cuántos artistas norteamericanos no han adoptados niños pobres de África por ejemplo (Madonna es un caso) o viajado en grupos humanitarios a lejanos lugares del planeta?
Son los que han vivido con una fama que les ha dado la cultura de la imagen, además de tener una muy buena cuenta bancaria en millones de dólares. Cada cual haga lo que desee y viaje a los más apartados rincones del planeta a ayudar a los necesitados, o adoptar a quienes quieran, y mejor aún si pueden usar su propio dinero y su reputación mediática. Especialmente si es una cara conocida como Sean Penn, actor de muchas excelentes películas.
Sean Penn, actor bastante conocido en EE.UU, recientemente publicó una extensa crónica en dos partes sobre su viaje a Venezuela donde se entrevistó con Hugo Chávez. Y luego, a través de la influencia de Chávez, pudo viajar a Habana para entrevistarse por varias horas con Raúl Castro. (La entrevista puede leerse completa en la revista “Huffingtonpost.com” que está en Internet).
Como todos los izquierdistas, o liberales románticos, esos artistas progresistas ven a esos caudillos de izquierda del Tercer Mundo como a unos “Robin Hood“. Y con esa imagen se quedan y bloquean otras. El desconocimiento del español entre todos ellos, por ejemplo, les impide leer los cientos de artículos en español cada dia sobre otros análisis sobre Cuba o Venezuela. Así que sus primeras fuentes es todo en inglés. O lo que les transmite el traductor quien no es capaz de transmitir los otros relatos que subyace en la legua original, en la pronunciación de ciertos términos, o la manipulación de la palabras por parte del entrevistado. Pero ellos sólo quieren escuchar lo que quieren escuchar.
Por ejemplo la ignorancia de Sean Penn es abrumadora en caso de Cuba aunque el haya visto antes unos cuantos videos sobre Cuba y Venezuela (todo en inglés) antes de viajar a esos países. Por otro lado, el desconocimiento de Penn de voces disidentes por toda America Latina y el mundo. O de la muy popular blogera, periodista, Yoani Sánchez, internacionalmente conocida, por su blog “Generación Y“ (¡tiene millones de visitas cada mes!). De ella se han hecho varios reportajes en el NYT y en varios canales de la TV norteamericana y mundial. Y Sean Penn no creo que no haya oído de ella
Otro es Michael Moore con su film último donde intenta “mostrar” que el sistema de medicina socialista en Cuba es la mejor del mundo. O el cantante Sting quien fue un activista y dio a conocer al mundo, en los 80, a las esposas de los desaparecidos en Chile con su famosa canción “Ellas bailan solas”. Pero en reciente viaje a Cuba ni siquiera le preocupó quiénes eran “Las damas de blanco”, las que en nada se diferencian de las madres de la La Plaza de Mayo o de las madres y esposas chilenas gritándole a la dictadura de entonces: “¿Dónde están?“. O el director Oliver Stone cuando hizo el documental en 2003, entrevistando a Fidel Castro, “Looking for Fidel”, quien emocionado decía luego en una entrevista: “Me encontré en Cuba con una situación de apertura y libertad que no he encontrado en ningún otro país de la zona, ni en el Caribe ni en Centroamérica”
Pero en la misma fecha que Oliver Stone decía eso sobre Cuba, y filmaba el documental “Looking for Fidel”, el poeta Raúl Rivero, y en ese mismísimo momento que el director norteamericano conversaba con Fidel Castro en 2003, el poeta era condenado junto a otros 74 más a 25 años por pensar distinto. Aquello que cándidamente aseguraba Oliver Stone existía en Cuba pero que los 75 presos no tenían idea.
Rivero en reciente articulo de noviembre, titulado “Peras a Obama”, decía: “Los cubanos también viven en el siglo XXI y tienen derecho a leer periódicos y revistas, a escuchar emisoras y ver canales de televisión, con puntos de vista diferentes y contradictorios para hallar su verdad en ese ejercicio soberano. Ellos aspiran a tener un ordenador en casa, navegar por Internet, comunicarse con amigos lejanos y saber de otros mundos. Cómo no, Cuba entera deplora el bloqueo porque sus ciudadanos se niegan a tener que pedir permiso al Ministerio del Interior para salir al extranjero. Porque los que han nacido fuera de La Habana necesitan una autorización especial para residir en la capital del país donde están sepultados sus abuelos. Y ésa es una noción primitiva, pero terrenal de la patria.” Eso no lo ven los artistas liberales que viajan a Cuba.
Por eso, para los turistas revolucionarios, esos liberales y artistas norteamericanos, es fácil sentirse impresionado por aquellos dictadores de izquierda, especialmente cuando sólo se puede accesar a ellos en inglés, a través de un traductor. Y más aún, tomando como escrito en piedra lo que escucharon de esos Mesías. Felices e impresionados hasta las lágrimas, regresan a tomar el avión hacia la seguridad y confort de su país, sin siquiera saber qué ocurre en las casas de millones de cubanos por ejemplo. Los trece millones que viven en una isla bloqueada desde dentro, que es mucho más fuerte que el embargo norteamericano desde fuera, como muy bien decía el poeta Raúl Rivero. Y como muy bien también lo sabe el nuevo presidente de EE.UU., Barack Obama.