la necesidad de la narración
entrar en el tejido
ahí hay una araña
más que noches, puntos de una sola noche
intermitencias encendidas, luz
que se reparte, punto-casa, punto-árbol
sabidos sin ver
tanto se parece a un tablero que lo es
un tableteo múltiple de un solo disparo
en la noche ¿dónde más es tanto menos?
dientes desparramados de una boca
fuera de boca, en la noche
cuerpos de una sola guerra, apagados
ahí es donde se prueba la oscuridad
viendo a tientas
. . . . . . . . . .
llevaron la desigualdad muy lejos
quien no come no come kilómetros
come polvo
de inaccesibilidad, dame
comer que fue tan lejos que sólo queda sed
. . . . . . . . . .
racimos en Africa, racimos en Madrid
racimos en Berlín, pura cosecha
desparramadas en Latinoamérica, uvas
rosadas, verdes, negras, canicas
perro y aquí
perro que no faltó
desde que estuvo rabioso, suelto
saltó sobre la piel azul el perro verde
perro de ver al hombre, doberman
¿quién lo puso ahí
para que nos viera, perro para ver
cómo te mueves, rata?
espuma en el hocico de cambio fonético
espuma en la letra que muda de posición
reacia –es a la palabra lo que la palabra al cambio
en la frase, en el decir, en la oración
sobre las mesas, en los vasos, por los caminos con polvo
en los empleos imposibles, a la puerta
garras de adentro hacia fuera
desgarran golpes a la ecuatoriana joven
. . . . . . . . . .
prendido con alfileres se desgrana
continente uva
sureña forma racimo
vino no tiene pese a Mendoza
el problema no es la sed –no todavía
hay sed, ni el hambre
gotas de hambre vuelan en enjambre
no por trabajadores que hay escasez
escasez de trabajo, panal de hambre
masa de hambre a punto del siempre latente paso de ganso
en el descanso una torta de frijol refrito, bayo
sobre el plano inclinado las perlas, uvas al mar
. . . . . . . . . .
cochambre
una grasa que se adhiere al recipiente
-al receptor, al lector
al consumidor de poesía que va a donde
¿a dónde va? por la barda de piedra bajo los álamos
sigue un destino de piedra discontinua
coche hambre
entre estas tierras el hambre va a pie
con el vaho de la luna llena encima
¿dónde es pie, lejos?
noche hambre
¿a dónde va? precisamente a ninguna parte
en eso se parece –en parte- al viejo
poema colgante de las ramas del atardecer
Europa no escribiría así
está situada en el fenómeno, igual
que los “hermanos” detrás del muro
en el fenómeno, han rejuntado
un tal nosotros por oposición
al ellos total, y no me siento
la luna es amarilla, plato amarillo
siempre sin sus dos cubiertos al costado
el tercero es prescindible, se bebe
. . . . . . . . . .
poesía que se hace ahora
eso que va
descendiendo leve
a la altura posible para que
vivas, esplendan
las mudas rojas, los botones
desprendidos, descamisados
ave, avisa en contra de la aceptada