III
Siempre
antes
dije
tengo
siento
álamo
ahora todo pasó
mi pobre
escuálido
cielo
espacio espacio
cuerpo tu cuerpo
el cuerpo corporizado
férreo carnal plúmbeo
actúa gira engendra
respira como un dios
engendrador vertiginoso
sacude superficie
penetra
lo sucio lo cocido
lo salvaje del viento
toma la piedra
la sopesa
la lanza con la onda
del aire
la recupera
piedra de antes
de ahora
de siempre
tierra espesa
estéril
sólida
tierra pedrosa
piedra terrosa
y la carne aquí
vibrando
antes dulce y sumisa
mística y piadosa
derrota
royendo el alma
llega a ser lentamente
piedra pedregullo
asiento de los ojos
pabellón del oído
fuelle obstinado
de la respiración.
La carne azul
desvaneció su aureola
la golondrina
la torcaza
el gorrión
la sandía
el durazno
el melón nostálgico
viven sobre la rama
se apoyan en el fresno
en el olmo
en la sonrisa lilácea
del jacarandá
corren
cavan
hacen pozos.
Varió el valor de los objetos
variaron las voces
los silbos
los vórtices
los vuelos
¿qué vale el sol ahora?
¿qué bárbaro vacila?
¿qué viento carnal
deshoja la guirnalda?
¿quién elige
el ojo caído
el párpado guiñado?
¿quién elige aquello
que queda balbuciendo?
Por el camino
camina un corazón
desnudo
solo
solitario
tropezando
viene
vino
insumiso
traspasado de un color ceniciento
hinchado
henchido
corrupto consumido
vino sin sol
sin aire
se descompuso
no tuvo tierra
ni humedad
ni gritos
ni silencios
todo faltó a su endeble
sensible diástole
a su sístole sistemática.
¿No queda corazón
ni aire tibio
persistente
azul?
Mas ¿no hay acaso
cielo
lluvia
llovizna
nubosidad u oveja
desvalida
balando
insomne
al viento vertiginoso
de un invierno?
¿No hay susurro
flauta pastoril
arbusto
árbol
florescencia
néctar
polen
efusión
tarde
crepúsculo?
¿Silencio también
corpúsculo de sombra
larva respiración
zumo soldados
agudo sufrimiento
silenciosa siniestra
senda de león?
Tentadora progenie
tierra escarpada
sólo el movimiento
modificó la sangre
hizo girar las aspas
de la aurora
y relucir el áureo
crisantemo.
Turning in the wind
y la hoja desprendida
deshojada del tallo
giró en el viento
solitaria gozosa
en el inesperado torbellino
el balido valiente
respondió a la flauta
la hoja
la hoja
girando en el viento
cayó como el balido
y se hizo humus
la piedra
la piedra
prosaica elemental
ferruginosa
soportó el soplo
de auroras
y de vientos
mezclados
mezcolados con el barro
y con el polvo
y con las hojas caídas
pudriéndose
y la llovizna
llorando
mojó la piedra
el cerro
el capulí
el sol soleando
se deslizó
insumiso
como flojo coñac
puso pan en las grietas
puso su oscura fragancia
de madera
su semilla
y sopló sobre la suave
suciedad
junto al embrión polvoriento
el nido de pajas grises
y de plumas
persistió
sobre la hoja cimbreante
del sauce lloroso
crió la cría
le puso alas suavísimas
y el cuerpo
tocó
por vez primera
la lisa superficie
del cielo
y se encogió de goce.
me hubiera
gustado
a mí también
como aquel viejo
de Wallace Stevens
en China sentado
bajo un pino
refugiarme
bajo un árbol
cualquiera
bajo
un sauce
o un fresno
a reposar
y repasar
momentos
vívidos
mirar de paso
pasar
como aquel viejo
no las alondras
que no he visto
nunca
sino las bandadas
de patos
y bandurrias
renovadas
sobre ríos y
lagunas
en un cielo
total
sin una nube
reposar
mientras el viento
trae sus voces
y un silbido
tenue
acompaña intervalos
luminosos
u oscuros
el reposo
recupera
mas el reposo es
también
un salto
estar sentado
bajo un sauce
y sentir correr
el río
aunque no lo veas
y sentir volar
bandadas
de cuervos
o caranchos
alejarse
alejarse
sumergirse
en la imprecisa
sombra
dejar
que vuelen
las aves
en círculos
muy altos
y que vuelvan
aquellos
círculos
atrapar
ahora
aunque desde otro
extremo
como aquel viejo
de China
el vuelo de las
alondras
o el grito agudo
de los pavorreales
desde los
bordes que asoman
en las orillas
estaban allí
en reposo
y vuelven
perfectos
soberanos
imborrables